Querida

felicidad

Querida amiga,
Hace muchísimos meses que empezaron tus trastornos de la conducta alimentaria. También “tu mejor amiga” te influyó mucho relacionado con la comida, el cuerpo / la imagen, y te hizo sentir / creer que tu cuerpo era la cosa más importante sobre ti. Al inicio no te afectó tanto sus comentarios hasta que te diste cuenta que tenías un cuerpo más grande que las demás niñas alrededor de ti. Para “arreglar tu problema” empezaste a cortar ciertos alimentos de tu dieta y hacer ejercicio en exceso. Empeoró con tiempo, contando cada caloría, haciendo muchos deportes para “quemar calorías”, checando cada hora tu peso para asegurar que sigues bajando. Lo más que tu peso bajaba. Tiempo fuiste perdiendo más que el peso, perdiste fuerza, relaciones, la capacidad de hacer movimientos de tu día a día como caminar, dormir, bañarte y muchísimo más. Por todos los problemas que te causó la enfermedad tu nutrióloga te tuvo que internar en el hospital para mejorar tu salud y monitorizar tu peso y las conductas del Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA). En ese momento estabas muy enferma aunque no te dabas cuenta antes. Saliste del hospital después de 4 días y regresaste a tu hogar seguro, la casa.
No aprendiste nada en el hospital y saliste con los mismos pensamientos de querer bajar de peso. Seguías batallando, aunque no tenías la fuerza y hacías todo el ejercicio posible, aunque te dolía mucho. Después de un mes tus papás hicieron la mejor decisión para ti que fue internarte en una clínica para niñas, niños, adolescentes, mujeres y hombres con un TCA. Te quedaste ahí 4 meses y aprendiste mucho, como nutrirte, la importancia de tu salud sobre la imagen corporal y mucho más. Una gran parte de lo que hiciste ahí fue un proceso de recuperación de la anorexia. En la clínica ganaste más que solo el peso, ganaste tu vida, fuerza, felicidad, nuevas relaciones, no tener miedo a la comida y poder disfrutarla.
Antes nunca hubieras pensado que pudieras salir de las conductas y pensamientos del TCA pero has logrado demasiadas cosas y te sientes mucho mejor que antes. Obviamente hay días buenos y malos. Pero la verdad es que no te definen para nada.
Amiga, eres increíble y sigue así. Agradece a tu cuerpo todos los días porque te permite hacer demasiadas cosas que no podías hacer en tu peso más bajo y “feliz”. Ahora puedes bailar, hacer cheer, comer lo que se te antoja, caminar con tu familia, tener amigas y buenas relaciones.
Acuérdate que siempre puedes lograr más, ¡no hay límites!.
– Yo